Algunos edificios tienen una calidad de aire muy baja que puede afectar a nuestra salud y a nuestro bienestar. Esto puede desencadenar en el denominado Síndrome del Edificio enfermo.

Los espacios cerrados y la mala ventilación favorecen el Síndrome del Edificio Enfermo.

El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) se define como el conjunto de enfermedades que padecen los ocupantes de un edificio y que están relacionadas con la calidad del aire. Se suele dar en espacios cerrados y en lugares donde la ventilación es escasa o nula.
Se da sobre todo en inmuebles de oficinas con sistemas de climatización automática y con ventanas herméticas que no se pueden abrir, o en casas y pisos donde no se ventila suficientemente. También puede ser provocado por la moqueta o la tela que cubren suelos y paredes.

Las edificaciones modernas se ven especialmente afectadas. Hasta un 30% de las construcciones modernas pueden padecer este síndrome. Esto se debe principalmente a los materiales de construcción y a la mala ventilación.

Entre los síntomas que pueden presentar las personas sometidas a este ambiente están los resfriados, las irritaciones de garganta y los dolores de cabeza. Además son muy frecuentes las alergias.

Por otro lado, esto puede repercutir en el nivel de estrés de los ocupantes del edificio. Por ejemplo, si se trata de una oficina puede alterar la actividad del trabajador, su estado de ánimo y sus relaciones con los demás.

Para evitar el Síndrome del Edificio Enfermo se han construido inmuebles capaces de renovar el aire sin necesidad de consumir energía, y los ya construidos, hay que tener una ventilación suficiente para evitar condensaciones, y tener un aire de calidad en el interior de la vivienda.